Antes de empezar, deja que me presente. Mi nombre es Sergio, Sergio San Juan. Soy una persona curiosa a la que le mueven las ganas de aprender. Estas ahora mismo en El Rincón de Aquiles, un proyecto que busca el conocimiento práctico para convertirnos en mejores seres humanos. Cada miércoles compartimos un podcast donde profundizamos en un tema o charlamos con personas mucho mejores que nosotros. Y digo nosotros, porque en este proyecto no estoy solo. David Valero es mi compañero de fatiga. Hechas las presentaciones, pasemos al meollo de la cuestión.
Los humanos estamos hechos para aprender, pero no lo hacemos de la mejor forma posible. En esta guía, voy a condensar lo que creo que son las bases necesarias para que puedas aprender cualquier concepto o habilidad por tu cuenta, de forma efectiva. Toni Nadal, el entrenador de unos de los mejores tenistas de la historia, relaciona el talento con la capacidad de aprender. El objetivo de esta guía es llevar tu límite, tu capacidad de aprender, lo más lejos posible.
“Talento es la capacidad para desarrollar un aprendizaje. Cuanta más capacidad tiene uno para desarrollar una disciplina, más talento tiene. El que tiene talento encuentra el camino que le conduce a sus objetivos. El que tiene talento es el que se da más oportunidades. El que tiene talento es, sobre todo y lo repito, el que tiene más capacidad para aprender. El que tiene su propio límite alejado.”
Todo se puede entrenar – Toni Nadal
¿Cómo aprendemos?
Conoce los dos modos de tu cerebro y entiende el funcionamiento de la memoria, el sistema que te permite aprender. En esta sección, construirás la base para aprender de forma más efectiva.
Los dos modos del aprendizaje
El cerebro es una máquina súper compleja. Entenderlo es una tarea titánica. Lo que viene a continuación es una simplificación que te permitirá conocer mejor el funcionamiento del cerebro a la hora de aprender. A grandes rasgos, podemos decir que el cerebro tiene dos formas de funcionar:
- El modo concentrado, donde toda tu atención está enfocada en las ideas que quieres aprender. Para entendernos, en este “modo” tu cabeza echa humo para resolver el problema.
- El modo difuso, donde tu atención está dispersa. Cuando paseas, te das una ducha, entrenas o te echas una cabezadita, tu cerebro entra en el modo difuso.
No puedes estar en ambos modos a la vez, pero ambos son necesarios para aprender. El modo concentrado te permite enfrentarte en un 1 vs 1 al problema que tienes delante, con todos tus recursos mentales. El modo difuso te permite ampliar la visión. Se te ocurren alternativas, ves diferentes enfoques y creas conexiones entre ideas aparentemente inconexas.
Intercalar periodos de foco intenso con periodos de relax, es la receta del aprendizaje. El esfuerzo empleado durante el modo concentrado, multiplica su valor con el trabajo de fondo del modo disperso.
¿Cuántos problemas has resuelto en la ducha? ¿Y tras una buena noche de sueño? ¿Cuántas ideas han aparecido en tu cabeza mientras estabas dando un paseo o mientras entrenabas? Relajarse es tan importante como concentrarse. Por desconocimiento, solemos dejarlo de lado. Acabamos en bucles, demasiado enfocados para ver el problema desde otra perspectiva. A mí me ha pasado. Malgastas horas pegándote con un problema cuando quizás lo que necesitabas era un respiro.
Familiarizado con los dos modos, podemos pasar con la memoria, el sistema que nos permite aprender.
La memoria
Aprendemos con la memoria, que no de memoria. Si queremos entender cómo aprendemos, tenemos que entender el funcionamiento de nuestra memoria.
- Aprender de memoria es repetir como un papagayo el contenido sin entenderlo. Por desgracia, abunda en el sistema educativo. Estudias, vomitas en el examen el texto calcado de la diapositiva y a la semana se te ha olvidado.
- Aprender con la memoria es ser capaz de procesar la información, codificarla, guardarla y recuperarla de “tu almacén”. Requiere de más esfuerzo, pero a cambio la recompensa son conocimientos mucho más sólidos.
A todo esto, ¿qué es la memoria? Cuando hablamos de la memoria, más que de un lugar, hablamos del sistema que nos permite aprender. Como todo sistema está formado por diferentes partes que interactúan y se relacionan entre sí. ¿Y cuáles son estás partes?:
- La memoria sensorial es la puerta de entrada. Recoge la información de los sentidos y la mantiene durante unos instantes. Cada sentido cuenta con la suya. No somos conscientes de toda la información que pasa por esta memoria. Posiblemente, estés concentrado leyendo estas líneas y te estés dejando mucha información del entorno que te rodea. Por momentos, yo mismo dejo de ser consciente de la taza de café que me acompaña. Pero sigue ahí. En mi memoria visual. Lo único que no le presto atención (¡estoy concentrado escribiendo estas líneas!) y no pasa a la memoria de trabajo.
- La memoria a corto plazo es el primer procesamiento consciente de la información. También se conoce como memoria de trabajo porque, como su propio nombre indica, es el lugar donde “trabajamos” con la información.
- La memoria a largo plazo es el “almacén” donde guardamos información. Podemos dividir este “almacén” en memoria explícita y memoria implícita. En la explícita “guardas” información que recuperas de forma consciente. Por ejemplo, las capitales de los países. En la implícita “guardas” habilidades o respuestas frente a ciertos estímulos que puedes realizar de forma inconsciente. Por ejemplo, la habilidad de montar en bici.
Ahora que ya conoces las diferentes partes de la memoria, vamos a darle orden al procesamiento, codificación, almacenamiento y recuperación de la información.
Primero, la información tiene que pasar por la puerta de entrada: la memoria perceptual.
Segundo, para ser consciente de esta información y poder aprenderla, tienes que prestarle atención. Así, la información pasa a la memoria de trabajo.
Tercero, para codificar la información necesitas conectarla con ideas previas. Aprendemos conectando información, no mediante datos aislados. Nuestra memoria se parece más a un jardín, que a un disco duro. Piensa en los árboles de tu jardín. Sin raíces sólidas, no habría tronco. Sin tronco, no habría ramas. Y sin ramas, no habría hojas. Si quieres aprender una idea, tienes que conectarla con ideas previas. Las ideas con raíces sólidas serán aprendizajes duraderos y profundos. Las ideas inconexas serán aprendizajes superficiales y poco duraderos.
Cuarto, las conexiones ya se encuentra en “tu almacén”: la memoria a largo plazo. Ahora tienes que ser capaz de recuperar la información. Si no está en tu memoria de trabajo, no podrás utilizarla. Este proceso de recuperar la información se conoce como evocación. Si has conseguido conectar bien la idea (codificarla), recuperarla será mucho más sencillo.
La foto explica mejor todo este proceso. De la memoria sensorial a la memoria de trabajo cuando le prestamos atención. De la memoria de trabajo a la memoria a largo plazo, cuando codificamos la información, creando conexiones. Y de nuestro “almacén” a nuestra memoria de trabajo cuando evocamos.
Con esta foto lo entenderás mejor.
Existe la creencia popular de que para aprender algo hay que repetirlo muchas veces. La intuición nos juega una mala pasada. No sólo sirve con exponerse repetidamente a algo para aprenderlo. Imagina un billete de 10€. Seguro que lo has visto mil veces en tu vida, pero ¿serías capaz de dibujarlo sin mirarlo?
En mi caso la respuesta es un rotundo no. He visto un billete de 10€ miles de veces y soy incapaz de dibujarlo. ¿Por qué? Porque falta un ingrediente fundamental para que pueda aprender: la atención. Sin atención, no hay aprendizaje. Lo de dormirte con podcast a x3 no funciona. Cuando consumas información para aprender, tienes que prestarle atención.
La idea clave: el aprendizaje es un proceso activo. Aprendemos pensando y haciendo, no consumiendo de forma pasiva. Tienes que recuperar la información, pensar sobre lo que aprendes, darle significado, conectarlo con lo que ya sabes y, siempre que puedas, ponerlo en práctica.
Ahora que ya conoces el cómo aprendes, pasemos al qué aprender.
¿Qué aprender?
No soy quién para decirte lo que tienes que aprender, eso es una decisión personal. Lo que sí me gustaría decirte es que aprender sí ocupa lugar. Leer esta guía sobre cómo aprender no es compatible con leer un libro en paralelo. Tu atención es limitada y sin atención, no hay aprendizaje.
Esta guía no es gratis. Nada lo es. Todo tiene un coste, el coste de oportunidad. Aprender sobre un tema implica renunciar a aprender de otros cien. Por eso es tan importante elegir bien.
En esta parte de la guía veremos cuatro ideas que te ayudarán a elegir qué aprender.
La especialización es para insectos
“El ser humano debe ser capaz de cambiar pañales, planear una invasión, sacrificar un cerdo, gobernar un barco, diseñar un edificio, escribir un soneto, reducir una fractura, consolar a los moribundos, recibir órdenes, dar órdenes, resolver ecuaciones, abonar la tierra con estiércol, programar una computadora, cocinar una comida sabrosa, combatir con eficacia, morir con gallardía. La especialización es para los insectos.”
Robert Heinlein
La educación tradicional fomenta la especialización. Desde bien joven, te hace elegir entre ciencias o letras. La carrera, el máster y hasta si me apuras el doctorado, están orientados hacia el mismo campo del saber. Al resto que les den.
Especializarte es una buena idea si lo que quieres es mandar cohetes a Marte, jugar al tenis como Rafa Nadal o realizar operaciones a corazón abierto. Si tienes claro el qué, posiblemente especializarte sea la mejor estrategia.
Si no lo tienes tan claro, la especialización por sí sola no creo que sea la estrategia más inteligente. Una crisis en tu sector y tu trabajo se puede ir al traste. La especialización fragiliza y tienes que protegerte. Al ritmo al que cambian las cosas debes tener capacidad de cambio y ser adaptable.
Por si fuera poco, en campos especializados, la competencia es feroz. Siempre habrá alguien trabajando más duro que tú o con más suerte que tú. Desarrollaré esta idea en el apartado: Competir es de perdedores.
Después de pegarle palos a la especialización, ¿cuál es la alternativa?
Fácil, construir un conjunto de habilidades amplio que te permita surfear el mundo actual. No necesitas ser el mejor en nada. Simplemente necesitas ser bueno en varias habilidades y combinarlas. Steve Jobs, por ejemplo, no era el mejor en nada, pero la mezcla entre su conocimiento empresarial, su capacidad de liderazgo y su buen gusto por el diseño, gracias a esas famosas clases de escritura después de abandonar la universidad, le convirtieron en uno de los mejores empresarios y grandes genios del último siglo.
La idea detrás de todo esto es construir un arsenal de herramientas que puedas utilizar para resolver diferentes problemas. Piensa en tu conocimiento como si fuera una T: conocimiento amplio en varios temas y profundo en uno de ellos. Si quieres llevarlo al siguiente nivel, piensa en un peine. Todas tus habilidades están unidas bajo un conocimiento amplio y en cada campo tienes un nivel de profundidad diferente, representado por cada púa. Gráficamente se entiende mejor.
Para cerrar este apartado, una frase de Abraham Maslow, el psicólogo de la famosa pirámide, que nos recuerda los peligros de la especialización: “Si todo lo que tienes es un martillo, todo te parecerá un clavo.”
- Si solo quieres clavar clavos, hazte con el mejor martillo y dedica tus energías a mejorar el manejo del martillo.
- Si no sabes lo que quieres hacer, o te gustaría hacer varias cosas, crea tu propia caja de herramientas. Quizás necesites más que un martillo.
Te animo a que seas tú mismo quien responda a este dilema:¿Me especializo o construyo mi peine? En función de la respuesta, sabrás donde invertir tu atención a la hora de aprender. No te olvides del abanico de grises. El modelo T y el peine son híbridos entre especialización y multidisciplinariedad.
Después del debate entre si especializarte o no, vamos con la segunda idea que te ayudara a elegir qué aprender: el ikigai.
Ikigai: el secreto japonés
El pueblo japonés de Okinawa es uno de los lugares con mayor número de centenarios. Héctor García y Francesc Miralles, decidieron visitarlo para tratar de entender su secreto. ¿La respuesta a por qué tenían tanta vitalidad y ganas de vivir aún superada la centena de años? El ikigai.
No debemos confundir este concepto con la felicidad. En palabras de Francesc Miralles: “El objetivo es identificar aquello en lo que eres bueno, que te da placer realizarlo y que, además, sabes que aporta algo al mundo. Cuando lo llevas a cabo, tienes más autoestima, porque sientes que tu presencia en el mundo está justificada. La felicidad sería la consecuencia.”
Este término japonés te puede ayudar a elegir dónde invertir tu atención al aprender. Lo ideal es que responda con un sí a las siguientes cuatro preguntas:
- ¿Te gusta?
- ¿Se te da bien?
- ¿La gente lo valora? ¿Te pagarían por hacerlo?
- ¿Lo necesita el mundo?
Puedes aprender aquello que te gusta, por el mero placer y disfrute de aprenderlo. Puedes aprender aquello que se te da bien. Puedes aprender aquello que la gente valora: habilidades o conceptos que potenciarán tu perfil profesional y te permitirán ganar más dinero, acceder a mejores puestos en tu empresa o crear la tuya propia. Puedes aprender lo que necesita el mundo. Lo ideal es que aprendas algo que te guste, se te de bien, la gente lo valore y el mundo lo necesite.
Del mundo japonés del ikigai, pasamos al mundo de la empresa de la mano de Peter Thiel. ¿Qué tiene que enseñarnos uno de los fundadores de Paypal sobre el aprendizaje?
Competir es de perdedores
“Tus oportunidades están en la diferenciación. No te dirijas hacia la entrada principal, en la que todos están peleándose. Dobla la esquina y quizá encuentres una puerta trasera que nadie está utilizando.”
De Cero a Uno – Peter Thiel
La competencia, si eres tú el que compite, es una mierda. Genera una batalla encarnizada por los beneficios que acaba eliminándolos. Los economistas saben que, con mucha competencia, los mercados tienden a dejar los beneficio en cero.
Como trabajador o empresario no quieres competir. No quieres estar en un mercado de competencia perfecta. Quieres un monopolio, donde seas el único ofertante y tengas poder sobre el precio (tu salario, en el caso de que seas trabajador).
Aprende habilidades que te diferencien. ¿Qué necesita el mercado que nadie está ofreciendo? Esta pregunta puede ser una buena guía para saber qué aprender.
Antes de cerrar, vamos con la más importante sobre qué aprender: empezar por la base.
Empieza por la base (Pareto)
Vamos con un pequeño recordatorio de cómo aprendes: “Aprendemos conectando información, no mediante datos aislados. Nuestra memoria se parece más a un jardín, que a un disco duro. Piensa en los árboles de tu jardín. Sin raíces sólidas, no habría tronco. Sin tronco, no habría ramas. Y sin ramas, no habría hojas. Si quieres aprender una idea, tienes que conectarla con ideas previas”.
Puedes dedicar cada segundo de tu día a aprender y aun así no tendrías el tiempo suficiente para aprender toda la información disponible. Por si fuera poco, la información crece a un ritmo exponencial. Cada día la brecha entre lo que sabes y lo que te queda por saber, crece.
La postura más inteligente es la ignorancia selectiva: elegir ciertos campos en los que sabes que no vas a tener ni pajolera idea. En mi caso elegí la actualidad y las noticias hace ya un par de años. Tú también tendrás que elegir en qué quieres ser ignorante. No puedes saberlo todo.
Recordar que el aprendizaje si ocupa lugar, es recordar que no puedes estar en todas las batallas. Pero hay batallas que no se pueden perder. Si aprendemos conectando, la base es imperdonable. Aquí, el principio de Pareto puede ayudarte a seleccionar los conceptos, ideas y materiales que te ayudarán a tener la mayor parte del conocimiento de un campo con el menor esfuerzo posible. El 80-20 que llaman. Cuando entres a un nuevo campo, busca ese 20% de ideas que te da el 80% del conocimiento. Una vez tengas esa base sólida construida, podrás ir a por el 20% restante. No pierdas la batalla por la base, aprendes conectando.
Ya sabes cómo aprendes y, teniendo en cuenta tu limitada atención, eres consciente que tienes que elegir qué aprender. Para ello tienes las 4 ideas que acabas de leer.
Para acabar esta aventura por el fascinante mundo del aprendizaje, conocerás 5 de los obstáculos que aparecerán por el camino y algunas ideas prácticas para hacerles frente
Los 5 obstáculos del aprendizaje y cómo hacerles frente
Aprender ni es un camino de rosas, ni de espinas. La idea de esta última sección es conocer cinco de los obstáculos más comunes a la hora de aprender, con tácticas para hacerles frente. Ilusión de conocer, distracciones, aprendizajes pasados, carga cognitiva y conformismo, ¿cómo superaros?
La ilusión de conocer
El primer obstáculo al aprender cualquier cosa es pensar que lo sabes. Déjame que te cuente una historia de la que suele echar mano Charlie Munger para diferenciar el conocimiento superficial (pensar que lo sabes) del conocimiento verdadero (ser capaz de explicarlo).
Max Planck, después de ganar el Premio Nobel de Física, comenzó a viajar por toda Alemania dando charlas sobre mecánica cuántica. Su chófer, después de asistir a unas cuantas exposiciones, se acabó aprendiendo el discurso de memoria. El saberse palabra por palabra la charla de Planck, le llevó a preguntarle si podría él dar la charla. A lo que Planck accedió. Su chófer daría la charla y él se sentaría entre la grada con la gorra de chófer.
La charla fue como la seda. Hasta el turno de las preguntas. Aunque no supo responder, el chófer de Planck se libró con picardía de la pregunta: – “Me sorprende que en una ciudad tan avanzada como Múnich me hagan una pregunta tan sencilla. Voy a pedirle a mi chófer que la responda.”
El conocimiento superficial es aquel que carece de entendimiento. El del chófer. Queda bien para soltar cuatro conceptos en la comida de amigos, pero a la mínima pregunta se desarma. No lo has comprendido a fondo pero tienes la ilusión de que lo sabes.
El conocimiento real, en cambio, es aquel que entiendes en profundidad. El de Planck. Te lo has ganado a través del esfuerzo que te ha llevado comprenderlo y ers capaz de responder dudas y preguntas sobre el tema.
Otro Nobel de Física, el carismático profesor Richard Feynman, se dió cuenta de que explicar las cosas con sencillez es de las mejores formas de aprender. Aunque no es tan fácil como leer de forma pasiva un libro, te permite aprender de forma mucho más profunda. Al saber explicarlo, conectas el conocimiento entre sí, lo que te permite saber cuando utilizarlo. El objetivo es pasar de nombres y datos aislados que se quedan en la superficie, a una red de conceptos que eres capaz de explicar.
Aunque sepas nombrarlo, si no puedes explicarlo de forma simple, posiblemente no lo conoces bien. Aquí tienes una pequeña lista de señales que suelen indicar que todavía no has entendido algo en profundidad:
- Usas palabras raras que no eres capaz de explicar.
- Utilizas las mismas palabras que otro autor.
- No eres capaz de explicarlo de diferentes maneras.
- No puedes criticar ese algo de forma sólida.
- Tu explicación no es entendible por un niño de cinco años o tu abuela.
Para cerrar este primer obstáculo, me gustaría citar a un tercer premio Nobel de Física que resume la idea a la perfección:
“Cualquier idiota puede saber. El punto está en entender”.
Albert Einstein
Entiende para superar el obstáculo de la ilusión de entender. Con las ideas de estos tres físicos, pasamos con el segundo obstáculo: las distracciones.
Las distracciones
Vivimos rodeados de distracciones: mensajes de WhatsApp, likes en Instagram, mensajes en Twitter o la bandeja de entrada del correo. Entre tanto ruido es imposible concentrarse en la señal. Con tanta distracción, no puedes activar tu modo concentrado para aprender; y sin periodos intensos de concentración, no hay aprendizaje.
En su libro Deep Work, Cal Newport recoge esta idea del poder de la concentración en pleno siglo XXI. Este trabajo profundo tiene tres características:
- Tiene valor. Sin concentración profunda no puedes desarrollar las dos habilidades clave para navegar por esta nueva economía: aprender rápidamente habilidades complicadas y producir a un gran nivel tanto en calidad como en cantidad.
- Es raro. Vivimos en entornos donde la atención fragmentada es la norma. Reunión por aquí, llamada por allá, revisar las redes sociales cada hora y responder cada 10 minutos a la bandeja de entrada del correo. ¿Y la concentración para cuándo?
- Da sentido a lo que hacemos. Cuando consigues llegar al estado de flow en una tarea, se te olvida el resto del mundo. Estás inmerso en la tarea, disfrutándola, sintiendo que lo que haces tiene realmente un sentido. A nuestra mente le gustan los retos y el sentimiento de concentrarte profundamente en una tarea es, en sí mismo, satisfactorio.
La teoría está muy bien y Cal lo sabe, pero sin práctica de poco sirve. El segundo bloque del libro está repleto de estrategias y consejos para crear este trabajo profundo. Aquí recojo las 7 tácticas que considero más útiles:
- Tu disciplina es limitada. Crea rutinas y rituales que minimicen la cantidad de disciplina necesaria para entrar en este modo concentrado.
- Crea una cadena de trabajo profundo. Bloquea cada día períodos de tiempo concretos dedicados única y exclusivamente a aprender los conceptos más complicados. Tu trabajo es no romper la cadena de trabajo profundo.
- Define dónde, por cuánto tiempo y cómo vas a empezar a trabajar, y cómo vas a apoyar tu sesión de trabajo profundo. Empieza experimentando hasta que encuentres el ritual perfecto. Mis aliados para una buena sesión de trabajo profundo son café y agua. Elige los tuyos y tenlos a mano para evitar distraerte.
- Sé un vago. Márcate una hora al día donde dejes de hacer cosas. Además de activar el modo difuso y continuar aprendiendo, recuperarás energía para volver a entrar en modo concentrado al día siguiente.
- Planifica tus distracciones. Encaja tus distracciones en los descansos del modo profundo. Anticípate. Es más fácil resistir la tentación si sabes que la vas a cumplir luego.
- Utiliza solo las herramientas digitales que te sumen. Cal es anti-redes sociales, ni las tiene, ni nos anima a tenerlas. Aunque no me sitúo tan al extremo como él, creo que la idea de aplicar consciencia sobre el uso de la tecnología es fundamental para no malgastar el tiempo. Antes de usar una herramienta pregúntate: ¿Me aporta más de lo que me quita? Si la respuesta es no…
- Planifica el tiempo para el trabajo poco profundo. Muy en la línea de planificar tus distracciones. Hay tareas que todos tenemos que hacer pero que no requieren de concentración. Responder correos es el claro ejemplo. Establece un horario para ello.
Creando espacio para el trabajo profundo y protegiéndolo de las distracciones, superarás este segundo obstáculo. Tendrás a tu disposición bloques de tiempo en los que dirigir tu atención y tus energías a aquello que quieres aprender. Vamos a por el tercero.
Tus aprendizajes anteriores
“La cosa más difícil del mundo no es que las personas acepten nuevas ideas, sino hacerles olvidar las viejas”.
John Maynard Keynes
Hay una creencia común de que quién más sabe, más facilidad tiene para aprender. Es cierto, pero con matices. Saber más de un tema facilita que aprendas más de ese tema en concreto o de otros relacionados, pero no te da habilidades superiores para aprender cualquier cosa. Manejar el latín no te facilita aprender matemáticas. Conocer la mecánica cuántica no te facilita aprender griego.
En ocasiones, incluso pueden ser un obstáculo para aprender. Esto se conoce como transferencia negativa: ese punto donde tus conocimientos anteriores dificultan el aprendizaje de nuevas ideas.
Uno de los principales motivos de esta transferencia negativa es el sesgo de confirmación. Para evitar la disonancia cognitiva (la falta de coherencia entre las ideas que ya tenemos y las nuevas), buscamos información que refuerce lo que ya sabemos. La información contraria a lo que piensas siempre creerás que está sesgada, que no es válida o que tiene algún tipo de defecto que la hace inservible. En Google buscas lo que quieres encontrar, no la verdad.
Para hacer frente al sesgo de confirmación que tanto te puede dificultar el aprender nuevas ideas, te dejo esta lista de recomendaciones:
- No eres tus ideas. Aprende a separar tus ideas de tu identidad.
- Sé consciente de que puedes equivocarte.
- Exponte a información contraria. Lucha por salir de tu cámara de eco. Recuerda que tu feed de redes sociales no es la realidad.
- Piensa en grises, no en blanco y negro. Introduce la probabilidad en tu forma de pensar.
- Rodéate de un abogado del diablo. Personas que te lleven la contraria y que te cuestionen. Amigos que prefieran decirte la verdad a regalarte los oídos.
- Reflexiona sobre la información que te llega. Separa el componente emocional de la información. La verdad no siempre es agradable.
Con estos consejos para hacer frente al sesgo de confirmación, podrás reducir el impacto negativo de tus aprendizajes anteriores en los nuevos. Estás preparado para enfrentarte al siguiente obstáculo: la carga cognitiva.
La carga cognitiva
¿Recuerdas la memoria de trabajo? Piensa que es un vaso que puede llenarse de:
- Carga intrínseca: la información del propio objeto de aprendizaje.
- Carga ajena: distracciones que provienen de fuera del objeto de aprendizaje. Por ejemplo, cuando llama al timbre el repartidor de Amazon.
- Carga relevante: la manipulación de la información necesaria para aprender. Pensar, razonar y crear conexiones en torno al objeto de aprendizaje, desgasta.
Si la suma de las tres cargas supera la capacidad del vaso, se sale y el aprendizaje sale perjudicado. Esto que te acabo de explicar se conoce como teoría de la carga cognitiva. La idea práctica de esta teoría es que debemos orientar toda la carga cognitiva posible al aprendizaje.
Invirtiendo el problema, debemos evitar cualquier tipo de carga que dificulte el aprendizaje. Puesto que la carga relevante es imprescindible, me voy a centrar en cómo gestionar la carga intrínseca y la carga ajena.
- La carga ajena es la más fácil de gestionar: hay que intentar eliminarla. Lo único que hace es robarnos espacio para aprender cosas. Y el espacio, es justo lo que más nos falta. Los consejos del obstáculo de ‘Las distracciones’ pueden ayudarte a eliminar la carga ajena.
- La carga intrínseca también puede ser un problema. Para solventarlo tenemos que dosificar las nuevas ideas, fragmentando el objeto de conocimiento en partes y digerirlo poquito a poco. La fragmentación y el orden de las ideas debe tener sentido. No te olvides de Pareto, primero la base para poder conectar los detalles.
Orientada toda la carga cognitiva al aprendizaje, podemos pasar al último obstáculo del aprendizaje: el conformismo.
El conformismo
Posiblemente te suene el concepto de las 10.000 horas: esa cantidad de práctica que separa a los expertos de los principiantes. El culpable: Malcolm Gladwell en su libro Fueras de serie. ¿Culpable? ¿Entonces el tiempo no importa?
No. El tiempo es necesario, pero por sí sólo no basta. No aprenderás física cuántica consumiendo material de forma pasiva. La práctica es necesaria, pero no sirve cualquier práctica. Anders Ericsson en su libro Peak: Secrets from the New Science of Expertise, diferencia entre tres tipos de práctica:
- La práctica sencilla. Repetir una y otra vez la misma acción. A diferencia de lo que muchos piensan, no sirve para mejorar de forma sostenida en el tiempo. Para lo que si que sirve es para que dicha acción se convierta en un hábito. Como dice la profesora de programación estadounidense Kathy Sierra: “La práctica no lo hace perfecto. La práctica lo hace permanente.”
- La práctica con propósito. No solo repites, si no que en cada repetición te esfuerzas conscientemente por salir de tu zona de confort. Te marcas objetivos específicos en cada sesión e incorporas feedback para mejorar en futuras repeticiones.
- La práctica deliberada. Si además de las 3 características de la práctica con propósito, existe un método de enseñanza o entrenamiento para desarrollar dicho conocimiento o habilidad, nos encontramos ante la práctica deliberada.
El conformismo suele llevarnos a la mera repetición. Acabas automatizado la lectura, el escuchar un podcast o el ver vídeos de YouTube de fondo. Si lo que quieres es aprender más, tienes que hacer un esfuerzo consciente por salir tu zona de confort y llevar tus capacidades al máximo. Para ello:
- Márcate objetivos a la hora de aprender. ¿Qué quieres aprender al leer esta guía? ¿Qué vas a aplicar en tu día a día? ¿Vas a hacer algo con el conocimiento que consumes?
- Busca feedback. El camino del autodidacta es muy solitario. Busca compañeros con los que aprender, comunidades en las que realizar preguntas o, idealmente, un maestro o mentor que te de feedback totalmente individualizado. Mi forma de recibir feedback es compartir lo que aprendo. Prueba de ello es esta guía, el propio proyecto de El Rincón de Aquiles o mi newsletter semanal Aprendizaje Infinito.
- Si existe un plan de entrenamiento efectivo, o puedes desarrollarlo con un experto en el tema, hazlo. Es mejor tener un plan de aprendizaje que no tenerlo. Y si ya está probado, pues mejor.
Te dejo otros dos consejos extra para cerrar este apartado. El primero: aumenta la intensidad todo lo posible. Sal de tu zona de confort, pero sin pasarte. Tan malo para aprender es el conformismo como el quemarte.
El segundo, acorta todo lo posible el tiempo entre la acción y el feedback. Me explico. Si para hacer esta guía puedo pasarle el primer borrador a alguien, cuanto antes, mejor. Pobres de mi novia y de David que tienen que releer esta guía varias veces antes de que puedas leerla.
Doy por acabada esta guía sobre aprender a aprender pero…
El camino del Aprendizaje Infinito
El aprendizaje no acaba aquí. Nunca acaba. Es un juego infinito: el juego del Aprendizaje Infinito. Además de tener acceso a esta guía siempre que quieras, cada miércoles, recibirás un correo para seguir aprendiendo juntos.
Llevo cerca de dos años creando contenido y me gustaría dejarte algunas recomendaciones y recursos para que sigas profundizando en el mundo del aprendizaje.
En formato podcast:
- Con el psicólogo Ramón Nogueras hablamos sobre el sesgo de confirmación, el mayor culpable de que tus aprendizajes anteriores te jueguen malas pasadas.
- Con Corti hablamos sobre la educación tradicional, sus problemas y algunas posibles alternativas al futuro educativo.
- Con Álvaro OPK hablamos sobre las diferencias entre formación tradicional y reglada (ha realizado un doctorado), y sus estrategias para aprender online cualquier tema.
- A los dos modos del cerebro, una de las ideas fundamentales para entender cómo aprendemos, le dedicamos un episodio.
- A la práctica deliberada, la forma de enfrentar el conformismo, le dedicamos otro.
- Y además de las anécdotas que has leído sobre los físicos, recogimos alguna otra en el episodio ‘Aprende como los grandes genios de la Física’.
Para seguir leyendo en el blog de El Rincón de Aquiles:
- Pensar es indispensable si quieres aprender. En este artículo te contamos cómo pensar mejor a través de 9 consejos para conectar ideas.
- Al genio de la Física, Richard Feynman, y a su técnica, les dedicamos este artículo. Aprender enseñando, como yo con esta guía.
- Uno de los grandes genios de nuestro tiempo tiene una forma de razonar peculiar que tiene bastante que ver con el aprendizaje. Razona como Elon Musk, desde primeros principios.
Más lecturas sobre aprendizaje:
- Sobre la memoria y su funcionamiento escribí esta edición de Aprendizaje Infinito.
- Sobre por qué competir es de perdedores escribí esta otra edición de Aprendizaje Infinito.
- Sobre el sesgo de confirmación, uno de los grandes obstáculos del aprendizaje, escribí esta edición de Aprendizaje Infinito.
- Sobre una visión general del aprendizaje, este artículo de Farnam Street (inglés)
- Sobre la diferencia entre saber el nombre y conocer algo de verdad, este otro artículo de Farnam Street (inglés)
Si buscas una comunidad de la que recibir feedback y en la que seguir aprendiendo, por aquí tienes nuestro grupo de Telegram.
Y para cerrar, los libros que han inspirado estas ideas:
- Sobre el ikigai, Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz de Hector García y Francesc Miralles
- Sobre el talento y la capacidad de aprendizaje, Todo se puede entrenar de Toni Nadal
- Sobre aprendizaje basado en ciencia, ¿Cómo aprendemos? de Héctor Ruiz.
- Sobre experiencias y estrategias para aprender, Mindshift de Barbara Oakley.
- Sobre cómo alcanzar los niveles más altos en una campo, Mastery de Robert Greene.
- Sobre la práctica deliberada y con propósito, Peak: Secrets from the New Science of Expertise de Anders Ericsson.
- Sobre el modo concentrado, Deep Work de Cal Newport.
- Sobre las ideas de competencia, De Cero a Uno de Peter Thiel.
- Sobre amplitud, Range de David Epstein.
- Sobre el concepto de las 10.000 horas, Fueras de serie de Malcolm Gladwell.
Nos leemos y escuchamos pronto. Hasta entonces, no dejes de aprender.
Sergio -.