¿De qué va El arte de la buena vida?
El arte de la buena vida es un manual práctico sobre estoicismo. Su autor William B. Irvine ha conseguido resumir a la perfección los principios de esta filosofía.
Está escrito para todos aquellos que se adentran por primera vez en la filosofía estoica, pero también para los que ya tienen algún conocimiento previo, permitiendo profundizar en ella.
Uno de los grandes temores al que muchos de nosotros nos enfrentamos es descubrir que hemos desperdiciado nuestra vida a pesar de todos nuestros esfuerzos. Irvine nos habla de como el estoicismo nos puede ayudar a vivir una buena vida desde el sentido común y un enfoque sosegado, algo no muy común hoy en día cuando se habla de estoicismo.
He elegido tres ideas clave del libro que me parecen auténticas pepitas de oro.
- El estoicismo como guía de vida.
- Entendiendo el estoicismo en nuestros tiempos.
- La alegría estoica.
Vamos a desgranar estas tres ideas sobre El arte de la buena vida.
El estoicismo como guía de vida
Para Irvine la filosofía estoica puede servirnos como una guía de vida. En cada capítulo hace un repaso de los principios más importantes de esta filosofía.
El autor le da mucha importancia al contexto histórico de cada principio estoico. Intercambia datos históricos sobre la Grecia y Roma helenística. También habla y expone a los principales pensadores clásicos de la época como el emperador Marco Aurelio, Epicteto o Séneca.
La teoría es necesaria, pero Irvine sabe que una de las principales ventajas —y que hace tan atractiva y útil esta filosofía— es su practicidad. En todos los capítulos añade notas prácticas sobre distintos escenarios: sufrir una pérdida, ser insultado, vivir la vejez o la muerte. A todos nos ha preocupado o nos preocupará en algún momento este tipo de cuestiones. Irvine aborda estos escenarios a través de experiencias personales para empatizar con el lector.
El estoicismo puede tener algunos principios, que para los lectores que se adentran por primera vez en esta filosofía, pueden ser un poco chocantes. Leer por primera vez teorías sobre como tener la muerte presente en nuestro día a día nos puede hacer mejores —también llamado memento mori— puede ser bastante desconcertante. Irvine se adelanta a estas posibles preocupaciones y disconformidades del lector y es el mismo quien expone argumentos en contra de sus propios puntos de vista. De esta forma consigue desengranar estos argumentos y volver a enfrentarlos como si se tratara de una persona que acaba de conocer el estoicismo por primera vez.
Expone al estoicismo como una guía de vida que nos ayudará a ser mejores personas y vivir una buena vida, pero lo hace sin dogmas ni discursos filosóficos. Esta visión no se debe de tomar como una verdad intachable, y el autor lo subraya más de una vez.
Sergio y yo hablamos en un episodio del podcast sobre los principios clave que rigen el estoicismo y como adentrarnos en él. Te lo dejo por aquí por si te lo quieres guardar para escucharlo después.
El estoicismo nació hace más de dos mil años de antigüedad y muchos de sus principios, han podido quedarse “anticuados” para nuestros tiempos. Irvine, que se aleja de todo dogma, es capaz de rectificar algunos conceptos erróneos y anticuados de la filosofía estoica y dar una nueva visión actualizada. Pero sobre todo, práctica para nuestro día a día.
Entendiendo el estoicismo en nuestros tiempos
El autor le da mucha importancia al contexto. En este caso, al contexto temporal. Es cierto que la mayor parte nuestros problemas actuales no difieren mucho de los problemas cotidianos que tenían los ciudadanos de Roma o Atenas hace dos mil años, pero aun así, la interpretación de los textos clásicos puede ser muy diferente hoy en día.
Esta idea clave del libro corresponde a la flexibilidad en la interpretación de muchos de los textos clásicos de filósofos estoicos como Epicteto, Séneca o el emperador romano Marco Aurelio. Sus principios pueden estar abiertos a diferentes interpretaciones, por lo que Irvine admite que algunas de ellas pueden estar equivocadas y no se deben de tomar como una verdad absoluta.
Actualmente, el término “estoico” puede tener una connotación de persona austera y sin sentimientos. Nada más lejos de la realidad. El arte de la buena vida nos acerca de manera mucho más acertada al verdadero significado de esta palabra. Una interpretación amoldada a nuestros tiempos que nos cambiará la percepción sobre estos filósofos.
El estoicismo clásico puede dividirse en dos grandes épocas: la griega y la romana. Irvine, en su libro, se centra en la época romana ya que ofrece una visión mucho más descafeinada y suave del estoicismo. El estoicismo romano se adhiere mejor a nuestras necesidades actuales.
La alegría estoica
Créeme, la alegría es algo muy serio. ¿Acaso piensas que alguien pueden, con una expresión elegante, despreciar a la muerte de forma fácil? ¿O abrir las puertas a la pobreza, mantener los placeres en orden o meditar sobre la dureza del sufrimiento?
Séneca.
Sigue diciendo:
Ese que está cómodo con convertir los pensamientos negativos en positivos está verdaderamente embriagado por la alegría, pero apenas está animado emocionalmente. Ese es exactamente el tipo de alegría que deseo que coseches, ya que nunca la perderás, porque una vez que hayas llegado a su fuente, nunca más estarás sediento.
La alegría estoica es aquella que se encuentra en el interior. Donde no es necesario ni reír ni llorar. Va más allá del concepto de felicidad, motivación, pasión… significa la plenitud. Encontrar la tranquilidad en cualquier situación. A nadie le importa estar feliz cuando la fortuna nos sonríe, cuando no existe la enfermedad o la pobreza… en cambio, la alegría estoica la tiene quien se esfuerza por convertir los pensamientos negativos en positivos. Significa enfrentar todos los momentos de nuestro día a día con absoluta tranquilidad y sosiego.
El arte de la buena vida consiste en alcanzar el estado de poder disfrutar de todo, sin apegarse a nada, porque es este apego la fuente principal de nuestro sufrimiento.
Para los estoicos, el origen del sufrimiento no está en los sucesos que ocurren, sino en las opiniones y juicios que generamos en torno a ellos.
Lo que está bajo nuestro control son los juicios, las opiniones y el actuar con virtud, y esto debe ser lo único que nos preocupe para vivir una buena vida. Todo lo demás está fuera de nuestro control, por lo que no importa. Preocuparnos por esas cosas solo nos traerá una fuente insaciable de perturbabilidad y sufrimiento.
No se trata de negar o inhibir nuestras emociones, sino de abordarlas y gestionarlas de manera que no nos perturben nuestra felicidad.
Si has llegado hasta aquí y no has leído el libro aún, puedo decirte que es uno de los mejores libros modernos que he leído sobre filosofía estoica. Irvine hace un repaso de los la mayoría de principios estoicos, adaptados a nuestro tiempo, y nos da las claves para ponerlos en práctica para conseguir una «buena vida» sin caer en extremismos y dogmas. Puedes encontrarlo aquí.
Sobre el autor
William B. Irvine es profesor de filosofía en la Wright State University (Ohio, EE. UU.). Saltó a la fama gracias a la publicación de dos libros: El arte de la buena vida y Sobre el deseo: por qué queremos lo que queremos. Su obra, en conjunto, se centra en los valores que parecen regir al mundo actual en Occidente.
Este filósofo se ha declarado seguidor de la escuela estoica, una corriente cuyos principales representantes en la Antigüedad fueron Zenón, Séneca y Epicteto.