Pensamos que lo complejo es más creíble. La navaja de Ockham viene a desmentirlo.
Nos entra mejor una rutina de levantarse a las 4 de la mañana haciendo el pino mientras bebes una infusión extraída de las laderas del Himalaya, que el simple, que no fácil, hecho de que esa persona lleva veinte años trabajando todos los días.
Los hacks venden más que la constancia.
Lo simple es aburrido y lo complejo nos atrae.
En este artículo, sin aburrirte, vas a conocer una herramienta para tomar mejores decisiones simplificando: La Navaja de Ockham.
¿Qué es y para qué sirve la navaja de Ockham?
La navaja de Ockham es un atajo para tomar mejores decisiones. La parte de navaja hace referencia a la capacidad de este modelo mental de «afeitar» posibles alternativas. Nos ayuda a no caer en la parálisis por análisis, al tener un criterio que elimina muchas de las alternativas.
El criterio para reducir posibles soluciones de la navaja de Ockham es la complejidad, entendida como el número de supuestos que tienes que asumir. La navaja de Ockham, nos dice que en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable.
Si tu amigo no te coge el teléfono puedes pensar que está ocupado. Aunque también podrías pensar que ha cogido un avión a Hawái de última hora y no hay cobertura durante el vuelo. En esta segunda opción, estás asumiendo muchas cosas. La navaja de Ockham nos animaría a quedarnos con la primera opción, la que menos asunciones tiene.
¡Ojo!, tu amigo podría estar en ese avión a Hawái de última hora, pero es menos probable. Esto explica uno de los principales malentendidos con este modelo mental: que la explicación más simple sea la más probable, no implica que siempre sea la correcta.
Este modelo mental, también es conocido como principio de parsimonia. Aunque lo que nos interesa es por qué se llama navaja de Ockham.
¿Por qué se llama ‘navaja de Ockham’?
La parte de “navaja”, ya la hemos explicado. Se llama así porque afeita una gran cantidad de opciones, facilitando la toma de decisiones.
Pasemos al «de Ockham», aunque tampoco tiene mucho misterio. Esta segunda parte hace referencia a un fraile y filósofo que le puso nombre a este modelo mental: Guillermo de Ockham. Pero Guillermo no creó este atajo, Aristóteles 1500 años antes ya lo usaba:
«Podemos asumir la superioridad, en igualdad de condiciones, de la demostración que se deriva de menos postulados o hipótesis.»
Aristóteles.
La cuestión es que guille, la usaba para todo y al final le acabó dando nombre a este modelo mental. Incluso demostró la existencia de Dios bajo este principio. Como el mundo no puede explicarse de una forma más simple que con la figura de Dios, Dios existe.
La navaja de Ockham en acción
Este modelo mental puede usarse para el diseño de aeronaves de alta tecnología, para diseñar tu entrenamiento, o para crear los hábitos de tu vida. Para entenderlo mejor, vamos a detenernos en cada uso.
El principio KISS
Para reducir el gasto militar, Kelly Johnson, ingeniero jefe de un programa de diseño de aeronaves de alta tecnología (Skunk Works) propuso el principio KISS. El significado de estas siglas: Keep it simple stupid. ¡Mantenlo simple estúpido!
Bajo este principio se evitaron muchos errores, al reducir la complejidad todo lo posible. Imagínate ponerte a construir un caza y querer que tenga ochenta y cinco alas.
Si puedes simplificar los elementos del caza, hazlo. Suficiente complejo es ya de por sí como para que vengas tú y lo compliques todavía más.
Entrenamiento y adherencia
Este ejemplo es un clásico del proyecto. A veces, hasta nos echan la bronca por usarlo tanto, pero creo que ilustra a la perfección el poder de lo simple. Quizás que Alberto Álvarez y Víctor Reyes se hayan pasado por el podcast varias veces, influye.
Puedes tener una rutina hipercomplicada con ejercicios que solo haría un mono saltimbanqui. A los dos días no serás capaz de seguirla. O, puedes simplificar y, respetando los pilares básicos del entrenamiento, construir una rutina sencilla que puedas mantener en el tiempo. Lo simple vuelve a ganar la batalla.
La simpleza en tus hábitos
Un hábito es una pequeña conducta repetida que se convierte en automática. Para que una acción se convierta en hábito, tiene que ser realizada varias veces. Y adivina, adivinanza, ¿qué es más fácil de repetir?, ¿algo simple o algo complejo?
Creo que habrás intuido la respuesta. A la hora de elegir un nuevo hábito, navaja de Ockham. Simplifica las acciones que quieres que se conviertan en hábitos. Y al contrario, cuando quieras acabar con un hábito, complícate la vida. Dificulta las acciones que quieres que dejen de ser un hábito.
Tanto para crear como para eliminar hábitos hay cuatro reglas que te explico más en detalle en este artículo sobre hábitos.
Después de estos tres ejemplos, pasemos a la parte que menos reluce, los límites y los matices de este modelo mental.
Límites y matices de la navaja de Ockham
Para acabar de entender bien un modelo, tenemos que conocer sus limitaciones. De ahí la importancia de este apartado. Es tan importante conocer lo bueno como lo malo de las cosas, para saber cuando y en qué usarlas.
Lo simple no es siempre correcto
«Todo debe ser lo más simple posible, pero no más simple.»
Albert Einstein.
Quitar cosas suele ser más poderoso que añadir, hasta cierto punto. Pero no podemos pasarnos de listos. Hay un equilibrio entre cómo de simple puedes hacer las cosas y cómo de complejo tiene que ser, que deberías respetar.
No elimines por eliminar, porque caerías en hacerlo demasiado simple. Como has leído antes, Ockham usó su propia navaja para demostrar la existencia de Dios, porque el mundo no puede explicarse de una forma más simple que con la figura de Dios. Para mí, se pasó de frenada. Explicar todo lo que no sabemos con Dios es lo más simple, pero no implica que sea lo correcto.
Es mejor algo complejo y correcto, que algo simple e incorrecto. La navaja de Ockham no justifica mentiras simples. Me gustaría incluir, además de la frase de Einstein, los matices aportados por Immanuel Kant y Carl Menger a esta navaja.
Immanuel Kant:
«La variedad de seres no debería ser neciamente disminuida.»
Menger hasta le puso nombre: la Ley contra la Tacañería:
«Las entidades no deben ser reducidas hasta el punto de inadecuación.» «Es vano hacer con menos lo que requiere más.»
No utilices solo un modelo mental
“Si todo lo que tienes es un martillo, todo te parecerá un clavo.” Abraham Maslow.
Si tienes solo este modelo en tu arsenal, lo tienes chungo. En lugar de buscar modelos que encajen con la realidad, como solo tienes uno, tratas de encajar la realidad en tu modelo. Te conviertes en un martillo en busca de clavos, en lugar de escoger la herramienta necesaria para cada situación.
A la realidad no le importa el modelo que estés usando, va a seguir su curso igual. En cambio a tu modelo si que debería importarle la realidad. Si la realidad cambia, tu modelo debería cambiar con ella. Si el entorno en el que te mueves cambia, tus modelos también deberían.
Construye tu propio arsenal de modelos mentales. No utilices un único modelo para todo.
Resumen y conclusiones
Para cerrar, te dejo las ideas clave de este artículo.
- Nos llama lo complejo, pero en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable.
- La navaja de Ockham se llama así por el bueno de Guille, aunque Aristóteles ya la usaba. También se la llama principio de parsimonia.
- ¡Mantenlo simple estúpido! El diseño de aeronaves, tu entrenamiento y los hábitos de tu vida, mejor simple.
- Pero no más simple. Haz caso a Einstein, Kant y Menger. No te pases de la raya simplificando.
- No utilices este modelo para todo. Construye tu propio arsenal de modelos mentales.
La navaja de Ockham es un modelo útil para simplificar la toma decisiones en el día a día. Inclúyela en tu arsenal, pero no la uses para todo.
Sergio -.