Qué es memento mori
Memento mori es un recordatorio de nuestra mortalidad que nos han legado los generales romanos. Piénsalo por un momento. Sales victorioso en una guerra. Después de años en el campo de batalla, vuelves a tu querida Roma para celebrar la victoria. La gente te aclama. Acabas de ampliar los territorios del Imperio. Tu nombre dejará huella en los libros de historia. Mientras tanto, un esclavo te susurra al oído que eres mortal. Te susurra al oído: “vas a morir”.
Es normal que leyendo esto pienses que los emperadores romanos estaban un poco idos. ¿Para qué quieres a un tipo (¡encima en medio de una celebración!) recordándote que vas a morir? Al igual que le llegó al general romano, más pronto que tarde, a ti también te llegará el día. La sociedad actual lo esconde debajo de la alfombra. Como si esconder la realidad cambiara algo. Si hablamos de cambios, salvo que la ciencia lo haga mucho, la muerte seguirá siendo la profecía más certera que existe. Recordar la muerte es lo que nos permite actuar acorde a esta realidad.
¿Cómo recordar la muerte? Las posibilidades son infinitas. Desde un aforismo que resuene contigo y te repitas con cierta frecuencia (a lo largo del artículo encontrarás algunos). Hasta amuletos como una moneda o un reloj de arena. Pasando por un calendario que te permita poner en perspectiva las semanas de vida que ya has gastado y las que te quedan. O una camiseta que te recuerde a ti y a todos los que te rodean que la vida es limitada y que debes actuar acorde a ello.
Tampoco nos vamos a engañar, da miedo reflexionar sobre la muerte. No es una sensación agradable pensar que tu final se acerca, pero la realidad es la que es. Cada día que pasa es un día menos que tienes de vida. Cada día que pasa, te mueres. Este hecho, aunque no lo creas, puede serte muy útil en tu vida.
Para qué sirve recordar la muerte
La realidad es que vamos a morir. Cómo influya este hecho en nuestras acciones será cuestión de cómo lo interpretemos. La muerte puede convertirse en un refugio para que todo te de igual. “Si total, la voy a palmar”. O puede usarse como uno de los mayores incentivos para aprovechar el tiempo que te queda, una herramienta para tomar perspectiva, un aviso para priorizar y un antídoto contra la vanidad y el autocastigo.
- Incentivo para aprovechar el tiempo. Es más difícil perder el tiempo si eres consciente de que no es infinito. Quien piensa que vivirá para siempre tiene más probabilidades de malgastar su vida que quien que piensa que tiene los días contados. La muerte le añade urgencia a la vida. No vivirás eternamente. Debes aprovechar cada día como si fuera el último, porque podría serlo.
- Herramienta para tomar perspectiva. No eres nada comparado con el universo. Tu vida es una broma comparado con todo lo que ya ha pasado. Y probablemente, no será nada en comparación con todo lo que está por venir. No te tomes demasiado en serio, eres una gota en el océano.
- Aviso para priorizar. La muerte te ayuda a lograr claridad. Lo escribía en el punto uno: “Es más difícil perder el tiempo si eres consciente de que no es infinito”. Muchas personas no cambian hasta que caen al abismo. Un susto en su salud les lleva a tomarse más en serio su salud. Un accidente de coche les vuelve más conscientes del regalo de la vida. Recordar la muerte a diario es un aviso para priorizar. No necesitas llegar al abismo para aprovechar la vida que tienes. Recordar la muerte a diario te ayuda a priorizar. Tu vida es limitada. Cada sí implica renunciar al resto de cosas. No puedes hacerlo todo. Elige hacer lo más importante.
- Antídoto contra la vanidad y el autocastigo. Recuerda al general romano y al esclavo recordándole su mortalidad, ¿existe mayor antídoto contra la vanidad? La muerte te ayuda a mantener los pies en la tierra. Por muy bien o muy mal que vayan las cosas, vas a morir. No uses esto como excusa, si no como herramienta para poner en su lugar al éxito y al fracaso. Kipling lo recogió a la perfección en su poema If: “Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre, y tratar a esos dos impostores de la misma manera”.
¿Qué hay del miedo a la muerte? ¿Cómo podemos librarnos de él?
Cómo librarse del miedo a la muerte
“Practicar la muerte es practicar la libertad. El hombre que ha aprendido a morir ha desaprendido a ser esclavo”.
– Michel de Montaigne
Para William Irvine, autor de El arte de la buena vida, tememos la muerte porque tenemos miedo de haber desperdiciado nuestra vida. “Quienes han vivido sin una filosofía de vida coherente, querrán retrasar desesperadamente la muerte”. Su solución para librarse de este temor es tener una filosofía de vida. Dicha filosofía podríamos definirla como un conjunto de prioridades que nos ayuden a definir lo que es importante y lo que no. El tema se va un poco del artículo, pero es algo que tratamos en uno de los 12 Ingredientes para una Buena Vida con Joan Gallardo.
Además de tener una filosofía de vida para hacer frente a la muerte, los estoicos pensaban que la muerte es algo que no deberíamos tener. Su argumento podría resumirse como: al morir simplemente regresamos al mismo lugar en el que estábamos antes de nacer. Es decir, antes de nacer, no había vida. Después de nacer, tampoco. ¿Por qué deberíamos temer el lugar de donde venimos?
El argumento que más me ha convencido sobre por qué no temer la muerte, es el de Epicuro. Para este filósofo sufrimos en parte por nuestra interpretación errónea de la muerte. ¿Y qué es la muerte para Epicuro? “Todo bien y todo mal radica en la sensación, y la muerte es la privación de sensación”, le escribe a Meneceo. No hay nada que temer porque “cuando existimos nosotros, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente entonces nosotros no existimos”.
Ahora que sabemos para qué sirve recordar la muerte y cómo librarnos del miedo a la muerte, ¿cómo encajan los estoicos memento mori dentro de su filosofía?
Memento mori como parte del estoicismo
“Podrías morir ahora mismo. Que esto determine lo que haces y piensas en cada momento”.
– Marco Aurelio
Los estoicos partían de una clara diferenciación: algunas cosas están bajo nuestro control, otras no. Esta herramienta, conocida como dicotomía de control, nos permite dividir en dos la vida para atacar cada flanco con la mejor estrategia posible. En lo que podemos controlar, debemos actuar con virtud. En lo que no podemos controlar, debemos aceptarlo y amarlo. Amor fati que diría Nietzsche.
Dentro de las cosas que están fuera de nuestro control se encuentra la muerte. Es algo que lleva pasando años y que va a volver a pasar casi con total certeza. Por otro, bajo nuestro control está cómo utilizamos nuestra mortalidad. Ya hemos visto que podemos pensar en ella como una excusa para justificar cualquier cosa, o como una herramienta para sacarle más partido a nuestra vida. Irvine, de nuevo, recoge en su libro el enfoque del estoicismo respecto a la muerte: “Cuando los estoicos contemplan su propia muerte no es porque la anhelen, sino porque desean obtener lo mejor de la vida”.
Memento mori, el mayor incentivo para vivir
Antes de cerrar este artículo, me gustaría que leyeras un fragmento del discurso de Steve Jobs en Stanford. Tres historias, tres lecciones de vida de uno de los grandes genios de los últimos años. La tercera gira en torno a la muerte y acaba con las siguientes líneas:
“Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo no quiere morir para llegar allí. Y sin embargo, la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así debe ser, porque la muerte es muy probablemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio de la vida. Elimina lo viejo para dar paso a lo nuevo. Ahora mismo lo nuevo eres tú, pero algún día, no muy lejano, te convertirás gradualmente en lo viejo y serás eliminado. Siento ser tan dramático, pero es muy cierto”.
Jobs sigue su discurso diciendo:
“Tu tiempo es limitado, así que no lo desperdicies viviendo la vida de otra persona. No te dejes atrapar por el dogma, que es vivir con los resultados del pensamiento de otras personas. No dejes que el ruido de las opiniones de los demás ahogue tu propia voz interior. Y lo más importante, ten el valor de seguir tu corazón y tu intuición. De alguna manera, ellos ya saben en qué quieres convertirte realmente. Todo lo demás es secundario”.
Escribo estas líneas saliendo de una pandemia que nos ha recordado, por las malas, lo efímera que puede ser la vida humana. Saber que vas a morir te permite decidir con más consciencia dónde invertir el tiempo que te queda. La vida es breve. Es fácil entre el ajetreo del día a día olvidar tu mortalidad y empezar a gastar tu tiempo en cosas insignificantes. La muerte te despierta del piloto automático. La muerte es el mayor incentivo para aprovechar lo único que tenemos, el momento presente. Utilízala a tu favor.
“Te contaré un secreto, algo que no se enseña en tu templo, los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final”.
Troya 2004. Aquiles
Sergio -.
3 comentarios en “Memento mori: recordar la muerte para exprimir la vida”
EStudiar filosofia, y descubrir el Estoicismo, como practica para vivir mejor, ha sido un descubrimiento significativo
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